Vitamines poètiques
Muere lentamente
quien se transforma en esclavo del
hábito, repitiendo
todos los días los mismos trayectos,
quien no cambia de
marca, no arriesga a vestir un color
nuevo y no le
habla a quien no conoce.
Muere lentamente
quien evita una pasión, quien prefiere
el negro sobre el
blanco y los puntos sobre las “íes”, a su
remolino de
emociones; justamente las que rescatan el
brillo de los
ojos, sonrisas de las tristezas, corazones a
los tropiezos y
sentimientos.
Muere lentamente
quien no viaja, quien no lee, quien no
escucha música,
quien no halla encanto en sí mismo.
Muere lentamente quien no cambia la vida cuando está
insatisfecho con
su trabajo, o su amor; quien no arriesga
lo seguro por lo
incierto para ir detrás de un sueño, quien
no se permite, por
lo menos una vez en la vida,
huir de los
consejos sensatos…
Muere lentamente
quien abandona un proyecto antes de
iniciarlo, no
preguntando de un asunto que desconoce o no
respondiendo
cuando le indagan sobre algo que sabe.
Evitemos la muerte
en suaves cotas recordando siempre
que estar vivo
exige un esfuerzo mucho mayor que el
simple hecho de
respirar.
Solamente la
ardiente paciencia hará que conquistemos
una espléndida
felicidad.
Pablo Neruda